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Como Tratar A La Gente Dificil































Aceptar o amar a una persona complicada y convivir con ella, sin doblegarse ante sus conductas o actitudes dañinas, no es una "misión imposible". Cuidar de uno mismo y marcar límites son las claves para no vivir al borde de un ataque de nervios.

¿Siente que los excesos, restricciones o apatía de una persona cercana gobiernan o determinan buena parte de su propia vida y estado de ánimo? ¿Se frustra una y otra vez al hacer lo posible por ayudar a una persona sin que ella se muestre receptiva o ni si quiera agradezca el interés que usted pone en el bienestar de ella?.

¿Le provoca preocupación y sufrimiento que alguien a quien ama tropiece reiteradamente con la misma piedra y sea incapaz de aprender de sus errores y corregir el rumbo si hace falta?.

Mantener una relación o convivir con personas de este tipo produce una variada gama de sentimientos caracterizados por el malestar: frustración, desgaste emocional, tristeza, angustia y una sensación de inutilidad, como si nuestros esfuerzos no sirvieran para nada, y ni siquiera fueran comprendidos o aceptados por la persona destinataria.

En la extensa lista de gente difícil, también hay que incluir a las personas que nos cuentan sus penas, pero hacen nada por resolverlas, a aquellas que no quieren admitir que su conducta es parte de los problemas que sufren y a quienes critican y se quejan de todo y sólo ven el lado negativo de las cosas.

"Casi todos tenemos en nuestro entorno a alguien a quien queremos, pero que nos lo pone difícil. A veces es la pareja, un hermano o un amigo..." señalan los hermanos Bill Klatte, psicoterapeuta del Medical Associates Health Centers, en Wisconsin (EE.UU.) y Kate Thompson, "coach" y experta en habilidades personales y laborales, en Ontario (Canadá).

Para los autores del libro "Qué difícil es quererte. Conservar la calma con gente difícil", en nuestra vida todos tenemos "personas problemáticas, cuya conducta nos provoca angustia y efectos negativos, pero con las que no deseamos dejar de relacionarnos y con las que quisiéramos tener un vínculo menos complicado y una relación más sana".

Hacer la convivencia más sencilla...

Para hacer frente a la inestabilidad emocional de un ser querido, es decir para tratar con alguien manipulador, necesitado, deshonesto o adictivo, hace falta disponer de una serie de herramientas psicológicas clave que nos permitan mejorar y manejar la situación, señalan Klatte y Thompson.

Según los autores de "Qué difícil es quererte", lo primero es renunciar a la fantasía de que se puede cambiar a la otra persona, ya que sólo ella puede cambiarse a sí misma y nuestra ayuda sólo servirá de algo si es esa persona la que nos la solicita.

Lo que sí podemos hacer -señalan los expertos- es modificar nuestra actitud hacia la persona conflictiva, para aceptar la situación y sufrir menos. Podemos aceptar su amor, pero no tenemos por qué seguir siendo sus víctimas, salvadores ni cuidadores, ni dejar que sus excesos, limitaciones, agresión o apatía, dominen nuestra existencia.

"Podemos amarla y aceptar que es como es, pero sin dejar que sus decisiones equivocadas afecten a nuestra vida", señala Klatte y Thompson, quienes aconsejan querernos a nosotros mismos, protegernos de las personas difíciles y ponerles límites", ya que "tenemos responsabilidad sobre nuestra propia vida" y hemos de controlarla para que no se oscurezca por las sombras ajenas.

Ambos especialistas recomiendan dirigirse a la gente difícil actuando como si realmente tuviera en cuenta lo que le decimos, en lugar de debilitar nuestro mensaje dando por sentado que lo va a menospreciar o no lo va a atender.

También es importante decidir lo que consideramos correcto y hacerlo, sin dejarnos influir por la opinión o manipulación de la persona conflictiva, así como reservar momentos para pasarlos con gente madura y positiva, disfrutar de la vida y divertirse, ya que ello permite reponer las energías que se pierden al lidiar con un ser querido o amado y problemático, señalan los expertos.

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Que Podria Hacer


La mayor felicidad está en tener a alguien a quien amar, antes que ser amado. Como ambos sucesos se dan simultáneamente, hay confusión en esto. Se piensa: “soy feliz porque el/ella me quiere”. Pero en realidad, debería decir: “soy feliz porque tengo a quien amar”. Darse cuenta de esto es un paso para la sanación. Es posible que sea difícil que alguien me quiera, pero hay en el mundo más de seis mil millones de personas que necesitan que las amen.

Así pues, es conveniente buscar actividades en las cuales puedas volcar tu amor hacia la comunidad, hacia otras personas. Seguramente tienes cualidades, talentos y dones que puedes compartir con los demás, llevándoles felicidad y atención. El trabajo remunerado te dará de comer, pero el servicio altruista sana y alimenta tu espíritu.

Después de haber hecho un esfuerzo razonable por recuperar a la persona que amas, vuelca tu esfuerzo en tener amigos y amigas, sin buscar futuras parejas, sino que simplemente por cultivar la amistad. Procura interesarte en los demás sinceramente y busca actividades a compartir.

Cualquier día puede suceder que una de esas personas amigas se va transformando en tu nueva compañía en la vida. Cualquier día comenzarás a amar nuevamente y te darás cuenta que allí está la felicidad, que puedes ser más feliz que antes incluso, porque ahora hay más experiencia y madurez.

Nunca podrás olvidar a alguien, porque todo queda registrado en el fondo de tu mente. Recuerda a las personas que no están contigo en los momentos agradables que compartieron, no las culpes ni las reproches, ya que esto no te sirve para nada. No rehuyas el recuerdo de aquella persona, porque mientras más tratas de olvidarla, más se hace presente en tu mente. Si te encuentras con esa persona, enfréntala de manera natural, sin reproches ni exigencias. Si aquél restaurante te la recuerda, no huyas de él, sino que lleva a tus nuevas amistades a compartir allí mismo. Así el restaurante quedará asociado a otras personas. Hazlo así con todos los lugares que compartían.

Todas, todas las personas a quienes las dejó una persona amada, con el tiempo conocen a otra y vuelven a ser más felices. Esto sucede porque vuelven a amar. Esto sucederá contigo y mientras más pronto te liberes de culpas, remordimientos y miedos, más rápido sucederá contigo.

Después de este proceso liberador encontrarás un nuevo amor. Y a veces, en algunos pocos casos, te reencontrarás con tu amor anterior. Si ambos tuvieron un proceso de madurez, es posible rehacer una relación bajo nuevos términos. Pero si no sucede, bien también, porque tú habrás madurado y evolucionado encontrando otros amores en tu vida.

Anonimo.